dijous, 4 de desembre del 2008

Nuevos datos para controlar mejor la hepatitis B y la hepatis C crónicas

Dos trabajos publicados en la revista 'The New England Journal of Medicine' van a servir para aclarar las medidas terapéuticas que deben recibir los pacientes con infección por el virus de la hepatitis B o de la hepatitis C. Tenofovir, un antiviral que resulta eficaz en la infección por VIH, es también positivo en el control de la forma crónica de la hepatitis B. En cuanto a la terapia idónea para aquellas personas con el virus C de la hepatitis, una investigación señala que si no responden bien al inicio del tratamiento, es mejor pararlo y no seguir intentándolo.

Se estima que en todo el mundo unos 400 millones de personas viven con una hepatitis B crónica. Existen varios indicadores que señalan la presencia de la infección o su grado. Por ejemplo, el antígeno de superficie, (HBsAg), indica que la persona puede infectar a otros. También está el antígeno e (HBeAg). Si el paciente es HBeAg positivo significa que el virus se está replicando y que el afectado tiene altos niveles del virus en la sangre. Otro factor que se suele tener en cuenta es el nivel de la enzima alanina amino-transferasa. Si la persona presenta una concentración elevada de esta enzima, o de los otros marcadores, la enfermedad puede progresar y el pronóstico es peor.
En función de estos indicadores, y de la carga viral, así será el riesgo de cada paciente de desarrollar una complicación como la cirrosis o el cáncer de hígado. La mayoría de los que presentan la forma crónica de la hepatitis B, adquieren la infección en el nacimiento o durante los primeros años de vida y un alto porcentaje de varones (en torno al 50%) y de mujeres (14%) morirá por cualquiera de esas dos complicaciones.
A la hora de valorar la eficacia de un tratamiento, hay que tener en cuenta que el fármaco, además de disminuir la carga viral, también mejore los parámetros señalados. En los últimos años se han aprobado varios medicamentos para este trastorno, el más reciente ha sido tenofovir. Saber si es capaz de disminuir la carga viral hasta que llegue a ser indetectable o controlar los indicadores de la evolución ha sido el objetivo de dos estudios dirigidos por Patrick Marcellin, del Hospital Beaujon de París.
Análisis
En los trabajos se comparó la eficacia de tenofovir frente a adefovir dipovixil en dos tipos de pacientes, unos eran antígeno e positivos (603) y otros negativos (846). Después de 48 semanas de tratamiento, se comprobó que el primer fármaco fue más eficaz a la hora de suprimir la carga viral en un mayor porcentaje de participantes en comparación con adefovir (en el 93% frente al 63%, en el grupo de pacientes antígeno e negativos, y 76% vs. 13%, en el de los antígeno e positivos).
Otro de los aspectos en los que funcionó positivamente tenofovir fue en aquellas personas que presentaban resistencias a la lamivudina, otro antiviral. Precisamente, para los autores de un editorial que también publica 'NEJM', los doctores Ching-Lung Lai y Man-Fung Yuen, del departamento de Medicina de la Universidad de Hong Kong, "el nicho más evidente de tenofovir está en el tratamiento de estos pacientes", ya que este medicamento fue muy superior a adefovir en ellos.
Incluso podría pensarse, según afirman estos expertos, que tenofovir podría ser el fármaco de primera elección para aquellos pacientes que nunca han recibido tratamiento, para así reducir el riesgo de generar resistencias. "Aunque [para confirmar esto] debemos esperar a nuevos estudios para determinar las resistencias que se forman a largo plazo con tenofovir [...] No obstante, es de esperar que la tasa de resistencia sea menor [que las de adefovir] porque es mucho mayor su eficacia en la supresión viral".
Hepatitis C resistente
Otro trabajo, publicado también en 'NEJM', responde a una de las preguntas que se hacen los especialistas cuando deben tratar a pacientes con hepatitis C resistente a los fármacos. ¿Qué hacer con ellos?
Aproximadamente la mitad de las personas con hepatis C crónica se recupera por completo después de recibir un tratamiento inicial de peginterferón y ribavirina durante al menos seis meses a un año. Sin embargo, el resto, conocidos como no respondedores, pueden mejorar pero el virus no se elimina.
Un gran número de especialistas ha asumido que dar una baja dosis de peginterferon como tratamiento de mantenimiento para estos pacientes es la mejor opción. "Sin embargo, no se ha demostrado si funciona", explica Adrian Di Bisceglie, jefe de hepatología y codirector del Centro Hepático de la Universidad de Saint Louis y principal investigador de este estudio.
Para analizar, qué ocurre si se continúa suministrando el tratamiento a pesar de no tener un efecto positivo sobre la carga viral o qué pasa si se deja de administrar, los investigadores evaluaron a 1.050 pacientes durante cuatro años. La mitad de ellos recibieron una baja dosis de peginterferon y el resto formó el grupo control.
Después de ese tiempo, compararon el estado de cada uno de los sujetos y comprobaron que mantener la terapia no frena la enfermedad hepática. De hecho, en el 30% de los pacientes de cada grupo había progresado su insuficiencia hepática, había desarrollado un cáncer o había muerto.
"La lección que hemos aprendido es que una vez que la hepatitis C crónica pasa a fibrosis avanzada, los pacientes pueden deteriorarse rápidamente", señala Bisceglie. La práctica asumida de mantener la terapia "debería abandonarse en base a los resultados de este estudio. No es razonable usar esta terapia de mantenimiento", concluye este investigador.