divendres, 1 d’octubre del 2010

Más cerca del uso clínico de las células reprogramadas


Las propuestas de mejora en el proceso de fabricación de células iPS (células que retroceden en su madurez hasta un estado similar al de las embrionarias) no cesan. La última, procedente de los laboratorios de la Universidad de Harvard (EEUU), elimina uno de los componentes más problemáticos de la reprogramación -los virus- y logra, además, mejorar su eficiencia. La técnica acerca un poco más estas células a la práctica clínica, según los autores.


La reprogramación es un proceso mediante el cual una célula adulta retorna a un estado de inmadurez similar al de una célula madre y que le confiere, por tanto, la capacidad de dar lugar a cualquier tipo celular. Esta regresión se logra mediante la introducción de varios factores en el núcleo de la célula, que son transportados hasta allí por virus (vectores). Éste es, a grandes rasgos, el protocolo original.

A pesar de que ha pasado poco tiempo desde que el investigador japonés Shinya Yamanaka fabricara las primeras iPS, la actividad en este campo de investigación es constante y varios grupos científicos han presentado vías alternativas al protocolo nipón, tratando de minimizar los riesgos de las células reprogramadas. Un trabajo publicado en la revista 'Cell Stem Cell' y desarrollado por expertos del Instituto de Células Madre de Harvard elimina uno de estos obstáculos: los vectores virales.

Un proceso más eficiente
"La aplicación clínica de las iPS está amenazada por la baja eficacia de la generación de estas células y los protocolos que alteran de forma permanente el genoma", explica Derrick Rossi, principal autor del estudio. Él y sus colegas se centraron, precisamente, en eliminar los vectores virales que, al introducir los factores en el núcleo, se integran en el ADN celular poniendo en riesgo su seguridad.

Células reprogramadas. El Mundo
En lugar de estos virus, emplearon unas moléculas de ARN modificadas para codificar las proteínas adecuadas pero sin introducirse en el genoma de la célula. "Cuando penetran en la célula, siguen el curso normal de cualquier molécula de ARN para fabricar proteínas -en este caso, aquellas que hacen que la célula se reprograme- y después son degradadas", ha explicado Rossi a ELMUNDO.es. Así, mediante la administración repetida de estos ARNs se logró la producción de los factores de reprogramación necesarios para la conversión de las células maduras en iPS.

Aunque ha habido otros intentos de prescindir de los vectores, el uso de estos ARN tuvo un efecto colateral inesperado: el aumento de la eficacia del proceso. "No esperábamos que los ARN modificados funcionaran tan bien, pero lo cierto es que la eficiencia que observamos en la reprogramación con nuestra estrategia era muy alta", subraya Rossi.

Más cerca de la clínica
Pero su investigación fue un paso más allá al utilizar estos mismos ARNs para diferenciar las iPS. "Hemos inventado una nueva técnica para fabricar células iPS pero, y quizás sea más importante, hemos usado los ARN para diferenciar las células", señala Rossi. "Nuestra tecnología es extremadamente versátil ya que podemos fabricar ARNs que codifiquen casi para cualquier proteína", añade, "incluidas aquellas que dirigen el destino de las células iPS hacia otras clínicamente útiles".

De este modo, sólo tuvieron que escoger el tipo celular que querían obtener a partir de estas iPS -en este caso, células musculares- y sintetizar los ARN adecuados para que la diferenciación se diera en esa dirección. Y lo hicieron de forma satisfactoria y "fácil", según el propio Rossi.

El entusiasmo inicial provocado por las células iPS, que tienen características muy similares a las células madre, ha ido menguando con el paso del tiempo y la falta de soluciones útiles a los problemas que impiden la aplicación clínica de estos 'diamantes en bruto'. Aunque es pronto, ya que su descubrimiento no ha cumplido ni siquiera un lustro, su capacidad para generar tumores, la ineficacia de los procesos de producción y las dudas acerca de su seguridad despiertan ciertas reticencias. Sin embargo, Rossi está convencido de que "se utilizarán en la clínica".

"Nuestro estudio no es más que una prueba de concepto para enseñarles a los investigadores que esto se puede hacer con esta tecnología", indica el investigador de Harvard. "Supongo que cientos de laboratorios del mundo la adoptarán para dirigir la diferenciación de las células madre hacía tipos celulares útiles".