dilluns, 2 de novembre del 2009

Las células del cáncer nunca duermen


Hasta ahora, algunas investigaciones habían sugerido que las personas que trabajan en los turnos de noche tienen algo más riesgo de cáncer que el resto de la población. La clave de este fenómeno está en el llamado ritmo circadiano, nuestro reloj biológico interno que regula los ciclos de sueño y vigilia. Y, a juzgar por los últimos resultados de una investigación española, también juega un papel importante en el caso de las células tumorales.

Dicho reloj biológico dirige desde el cerebro la actividad de todos los órganos de nuestro cuerpo, para que estén más activos a ciertas horas que en otras. Y esa actividad también está regulada en cada célula de manera individual; excepto en el caso de las tumorales, que parece estar 'estropeado', según los resultados de un trabajo dirigido por el profesor Manel Esteller.

El trabajo del director del programa de Epigenética del instituto de investigación biomédica IDIBELL (en Barcelona) ocupa la portada del último número de la revista 'Cancer Research', de la Sociedad Americana para la Investigación del Cáncer (AACR, por sus siglas en inglés).

Trabajando con dos tipos de cáncer hematológico diferentes, las leucemias y el linfoma (tanto con líneas celulares como en ratones), Esteller y su equipo han descubierto que las células tumorales carecen de una molécula encargada de regular este ritmo de descanso-vigilia'. Eso les hace estar permanentemente despiertas y les permite estimular la producción de genes causantes de cáncer (oncogenes), mientras que se bloquea la producción de los contrarios: los supresores tumorales.

Dicha molécula del reloj biológico que está inactiva en el cáncer es BMAL1, la encargada de controlar que ciertos genes se expresen de forma rítmica. La buena noticia, como explica Esteller en una nota de prensa, es que ya existen fármacos en el mercado capaces de reactivar este elemento cuando está apagado, por lo que es posible 'encenderlo' desde fuera para que vuelva a recuperar el control sobre los genes circadianos.

Como apuntan en sus conclusiones, este descubrimiento podría tener implicaciones a la hora de diseñar estrategias de tratamiento para los pacientes, administrándoles la quimioterapia en el momento del día más adecuado para que las células malignas respondan mejor (cronoterapia). Sin embargo, el siguiente paso deberá ser la confirmación de sus resultados en ensayos más amplios con pacientes.