El alcohol no "ahoga las penas" sino que las agrava. Esa es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores neozelandeses cuyo trabajo se publica en el último número de la revista 'Archives of General Psychiatry'.
"Los problemas con el alcohol pueden conducir a una depresión", explican los autores de este trabajo, quienes destacan que sus datos se oponen a los de otras investigaciones que aseguraban que eran precisamente los trastornos emocionales los que provocaban un aumento del consumo de bebidas alcohólicas.
Para su investigación, estos científicos analizaron los datos de un estudio sobre salud y desarrollo que, durante 25 años, había seguido la evolución de un grupo de 1.055 participantes.
Entre otras variables, este trabajo había medido si los individuos presentaban algún síntoma de depresión y consumo abusivo de alcohol de forma periódica (entre los 17 y los 18 años, entre los 20 y los 21 y entre los 24 y los 25). Por tanto, los investigadores tenían abundantes datos sobre salud mental y dependencia de bebidas alcohólicas de la muestra.
Su análisis puso de manifiesto que, en todas las edades, la existencia de un consumo abusivo de alcohol se asociaba con un riesgo alto de depresión grave.
Tras elaborar distintos modelos de estudio que permitieran dilucidar si existía una relación causal entre ambos factores, los investigadores llegaron a la conclusión de que existía "una relación unidireccional entre las conductas de abuso de alcohol y la depresión". Estos análisis mostraron, sin embargo, que no existía ninguna asociación causal a la inversa.
Pese a todo, los investigadores no han podido determinar qué mecanismos están detrás de esta asociación, por lo que reclaman más estudios sobre el tema.
Además, reconocen que su trabajo tiene importantes limitaciones, como el hecho de haber usado modelos teóricos que podrían no tener en cuenta distintas consideraciones.
Por todo ello, afirman que sus conclusiones no deben tomarse como "definitivas".
"Los problemas con el alcohol pueden conducir a una depresión", explican los autores de este trabajo, quienes destacan que sus datos se oponen a los de otras investigaciones que aseguraban que eran precisamente los trastornos emocionales los que provocaban un aumento del consumo de bebidas alcohólicas.
Para su investigación, estos científicos analizaron los datos de un estudio sobre salud y desarrollo que, durante 25 años, había seguido la evolución de un grupo de 1.055 participantes.
Entre otras variables, este trabajo había medido si los individuos presentaban algún síntoma de depresión y consumo abusivo de alcohol de forma periódica (entre los 17 y los 18 años, entre los 20 y los 21 y entre los 24 y los 25). Por tanto, los investigadores tenían abundantes datos sobre salud mental y dependencia de bebidas alcohólicas de la muestra.
Su análisis puso de manifiesto que, en todas las edades, la existencia de un consumo abusivo de alcohol se asociaba con un riesgo alto de depresión grave.
Tras elaborar distintos modelos de estudio que permitieran dilucidar si existía una relación causal entre ambos factores, los investigadores llegaron a la conclusión de que existía "una relación unidireccional entre las conductas de abuso de alcohol y la depresión". Estos análisis mostraron, sin embargo, que no existía ninguna asociación causal a la inversa.
Pese a todo, los investigadores no han podido determinar qué mecanismos están detrás de esta asociación, por lo que reclaman más estudios sobre el tema.
Además, reconocen que su trabajo tiene importantes limitaciones, como el hecho de haber usado modelos teóricos que podrían no tener en cuenta distintas consideraciones.
Por todo ello, afirman que sus conclusiones no deben tomarse como "definitivas".
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