dimecres, 3 de desembre del 2008

Veinte años para pasar por quirófano

Pese a que la literatura científica avala desde 1950 la eficacia de la cirugía en los enfermos epilépticos que no responden a la medicación, todavía hoy muy pocos afectados son sometidos a esta intervención y aquéllos que logran 'pisar' la sala de intervenciones lo hacen tras 20 años, o más, de enfermedad y ataques.
Este es el panorama nada halagüeño que acaba de dibujar Hyunmi Choi del Centro Columbia de Epilepsia del Instituto de Neurología, en Nueva York (Estados Unidos) y su equipo tras llevar a cabo una investigación que confirma que los afectados de epilepsia del lóbulo temporal (la forma más común de la enfermedad y la que más posibilidades tiene de no responder a la medicación) ganan años de vida y calidad de la misma si se ponen en manos de un neurocirujano. Pero, además, se reducen costes.

La situación dentro de nuestras fronteras no dista mucho de la estadounidense. El estudio LINCE, desarrollado por el Grupo de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y realizado por 165 neurólogos de todas las comunidades autónomas, que evaluaron a 5.957 pacientes con epilepsia, constató que el 23,1% de los enfermos resultó ser fármaco resistente.
La media de edad de estos enfermos era de 40 años con una duración de la patología de 24. La mayoría había sido tratado con dos o tres antiepilépticos sin lograr el control de sus crisis. El coste medio anual para cada uno de estos pacientes en recursos sanitarios es de 6.935 euros.
Antonio Gil-Nagel Rein, director del Programa de Epilepsia del Servicio de Neurología del Hospital Ruber Internacional de Madrid, destaca a elmundo.es "que los pacientes acuden a este hospital para ser intervenidos tras 23 años, como media, de padecimiento de la enfermedad. Unos 110 enfermos se operan anualmente en nuestro país, según las últimas estadísticas que son de 2003. Si bien es cierto que en los últimos cuatro años hemos multiplicado por cuatro y por cinco, el número de pacientes que se operan en nuestro centro, y seguramente en otros especilizados de España, sigue siendo un número muy bajo".
En la nueva investigación, que ha visto la luz en el último 'Journal of the American Medical Association' (JAMA), Choi y su equipo trataron de cuantificar los beneficios potenciales en supervivencia que proporciona la resección del lóbulo temporal en los pacientes epilépticos fármaco resistentes, en comparación con el uso de medicación.
Para ello diseñaron un modelo simulador, al que han bautizado como Monte Carlo, que incorpora la posibilidad de complicaciones tras la intervención, la incidencia de crisis epilépticas así como datos sobre calidad de vida obtenidos directamente de pacientes. Además se incluyeron otras referencias recogidas de la literatura científica.
La balanza se inclina claramente a favor de la intervención quirúrgica. De hecho, "el modelo predice que la resección del lóbulo temporal incrementa la expectativa de vida en cinco años y la calidad de la misma ajustada por años vividos en 7,5 en comparación con la medicación. Cuando el análisis se aplica a un paciente de 35 años, la intervención quirúrgica incrementa en 15 años su tiempo de vida sin ataques epilépticos y, lógicamente, desaparece en ese periodo la posibilidad de fallecer por culpa de una de estas crisis", reza el estudio.
"Estos resultados proporcionan una perspectiva adicional de los beneficios relativos de la cirugía de la epilepsia en comparación con el manejo farmacológico de los pacientes. Enviar a estos enfermos en el tiempo adecuado a los centros de referencia es crucial, porque factores como la edad o la duración de la enfermedad antes de la intervención se asocian con mayores posibilidades de no disminuir el número de ataques epilépticos tras la intervención", documentan los investigadores.
En EEUU y en Europa
Este argumento ha servido para que Jerome Engle, de Instituto de Investigación del Cerebro, de la Universidad de Medicina de California (Estados Unidos), determine en un editorial que acompaña al trabajo que "los tratamientos quirúrgicos de la epilepsia resistente a la medicación son escasos y se están haciendo muy tarde".
Así, más de 100.000 pacientes estadounidenses son candidatos a cirugía, pero menos de 2.000 fueron sometidos a resecciones del lóbulo temporal en 1990. "Lo importante es que los últimos trabajos llevados a cabo al otro lado del Atlántico confirman que estas cifras no han aumentado en 2008 de forma apreciable. Un panorama similar tanto aquí como en Europa", recuerda Gil-Nagel. Por este motivo, y porque las consecuencias psicológicas, sociales y familiares de la epilepsia que no se controla con medicación son devastadoras, Jerome Engle insiste en la necesidad de "que tanto los especialistas de atención primaria como los neurólogos envíen a los pacientes que no responden a los antiepilépticos a centros especializados para que se sometan a evaluaciones adicionales".
Otros argumentos que operan detrás de las mermadas cifras de intervenidos son "la dificultad de explicar a los enfermos que la epilepsia resta años de vida cuando no está controlada, porque llevan años escuchando de sus médicos que no es tan grave, algo que nos han enseñado en las facultades de Medicina. Desde hace 30 años la conocemos mejor y sabemos que deteriora considerablemente la vida de quienes la sufren, además de elevar el riesgo de fallecimiento prematuro", aclara el doctor Gil-Nagel.
Una segunda razón sería que los enfermos "muestran un rechazo frontal hacia estas intervenciones, pese a que tal y como recuerda la investigación, la remisión de las crisis es de un 72% con del bisturí frente al 8% con la medicación", agrega.