dilluns, 3 de novembre del 2008

El reto de la malaria en el siglo XXI


El mosquito 'Anopheles' pudo con Alejandro Magno, victorioso en un sinfín de batallas. Fue una agónica condena para el Rey Carlos I de España y un drama para el autor de la 'Divina Comedia', el poeta Dante. Hoy, muchos años después de la desaparición de estas personalidades, la malaria, enfermedad que transmite este insecto, sigue presente y se ceba sobre todo con los niños menores de cinco años que viven en África. Un número especial de la revista 'The Lancet' analiza la evolución de la patología y destaca la oportunidad real de erradicarla.

"La malaria desapareció hace más de medio siglo de muchas zonas donde la enfermedad era endémica, incluyendo regiones de Europa. Si se logró entonces no hay motivo para creer que no se pueda lograr ahora", escribe en un comentario Peter Byass, del Departamento de Investigación de la Salud Global de la Universidad de Umea (Suecia).
Para conseguir este objetivo, es necesario conocer qué ha fallado hasta la fecha, qué acciones han tenido éxito y cómo se comporta la enfermedad. Según Byass "implica una compleja interacción entre parásitos, mosquitos, personas y servicios de salud y, todos estos factores además se ven afectados por los cambios en la ecología, la meteorología, el ambiente y las condiciones socioeconómicas y culturales".
A pesar de lo complicado del tema, hay medidas que han mostrado su eficacia para reducir el impacto del mosquito. 'The Lancet' publica un trabajo realizado a lo largo de nueve años en Gambia (entre 1999 y 2007) que recoge cómo la mortalidad provocada por la enfermedad ha disminuido en el país, especialmente a partir de 2003.
¿A qué se debe este descenso? Los autores de la investigación lo tienen claro. "A partir de ese año se amplió la cobertura con mosquiteras tratadas con insecticidas, que beneficiaron a las mujeres embarazadas y a los niños". La iniciativa ha contribuido a reducir entre 2003 y 2007 el número de casos de malaria vistos en los hospitales hasta en un 82%. Incluso en dos centros hospitalarios los decesos atribuidos a la malaria han bajado un 100% y un 90%, respectivamente.
Coordinación global
Contra la malaria también han sido efectivas la sustitución del tratamiento de primera línea por fármacos más eficaces, las reformas socioeconómicas que han mejorado los accesos y las comunicaciones de los habitantes y la mayor atención a las mujeres embarazadas.
"Durante los últimos años, los esfuerzos por controlar la malaria en África se han llevado a niveles que no se habían visto desde hace 50 años, en los tiempos en que había un programa para erradicarla", explica Serign J Ceesay, del Instituto de Investigación Médica de Gambia y coordinador del estudio.
Sin embargo, "a pesar de estas tendencias positivas, la malaria todavía sigue siendo una amenaza para los ciudadanos de Gambia. Para eliminar esta enfermedad en África será necesario sostener a largo plazo las inversiones y los esfuerzos preventivos, así como desarrollar nuevas armas para luchar contra el mosquito, como una vacuna", concluye el autor.
No obstante, reconoce que "con una aproximación global y coordinada, estamos ante una oportunidad sin precedentes para lograrlo".
La singularidad de la malaria
Otro trabajo publicado en la misma revista pero realizado en Kenia durante 18 años revela las particularidades de esta enfermedad. Los investigadores, de distintos centros de investigación del país, han descubierto que existe un importante retraso entre el descenso en la transmisión de la malaria y en el número de muertes. Cuando la transmisión es alta, el mosquito ataca desproporcionadamente a los niños muy pequeños y la forma más común de la enfermedad es la malaria anémica. La inmunidad al trastorno se adquiere de forma rápida y es raro que se den casos graves en niños mayores de cinco años.
Por el contrario, cuando la transmisión es baja, la patología se distribuye durante más tiempo en la infancia y aumenta la proporción de niños que desarrollan malaria cerebral, la forma más grave.
"El patrón que sigue el mosquito para transmitir la enfermedad ha cambiado a lo largo de 10 años. Las razones para este cambio son multifactoriales y van desde las variaciones en las temporadas de lluvia hasta la implantación de las mosquiteras", explican los investigadores.
El último estudio se centra en que el dinero distribuido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) no es suficiente para enfrentar estas enfermedades a nivel global. La escasez de recursos, el hecho de que la ciencia básica, más que la clínica, domine la agenda y la falta de políticas sobre los sistemas de salud son los principales retos a los que se enfrentan las instituciones.