dimecres, 20 de maig del 2009

Células madre de la médula para tratar la angina de pecho

Aunque los autores han presentado sus resultados con mucha cautela, un estudio publicado en 'JAMA' muestra por primera vez los beneficios sobre la angina de pecho crónica del tratamiento con inyecciones de células madre de la médula ósea. Hasta ahora, los expertos sólo habían apostado por su uso como terapia para los episodios agudos, como el infarto de miocardio.
Las células madre procedentes de la médula ósea son una fuente terapéutica potencial cuya aplicación se está estudiando en varios campos, entre ellos, la patología cardiovascular. Una de las afecciones para las que se está probando es la isquemia crónica (angina de pecho) pero de momento los resultados obtenidos son "contradictorios", según afirman los autores de este trabajo.

Para comprobar su utilidad, científicos del Centro Médico de la Universidad de Leiden (Holanda) seleccionaron a 50 pacientes que sufrían angina severa y que no podían someterse al tratamiento habitual (revascularización). La mitad fueron asignados al grupo de terapia, que iba a recibir las inyecciones de células de la médula, mientras que al resto sólo se le inyectaría un placebo.
Las células fueron extraídas de la médula ósea de la cresta iliaca de los pacientes. Este tejido es rico en células madre adultas, que han mostrado su capacidad para reparar tejidos dañados. Los participantes recibieron entre ocho y 10 inyecciones en diferentes segmentos del miocardio, el músculo del corazón, y se sometieron a una evaluación de su función cardiaca al cabo de tres y seis meses.
Tras este periodo de seguimiento, los pacientes tratados con células madre de la médula mostraron cierta mejoría. Tanto la perfusión (el riego sanguíneo) del miocardio como la función del ventrículo izquierdo eran significativamente mejores en este grupo. Además, la calidad de vida y la capacidad de ejercicio eran mayores.
Los mecanismos a través de los cuales estas células son capaces de 'reparar' en cierta medida los tejidos no se han analizado en este trabajo. Otros estudios señalan que su diferenciación en otros tipos celulares (músculo liso, endotelio, miocitos...), además de la secreción de factores que promueven la formación de nuevos vasos sanguíneos y otros fenómenos contribuyen a este efecto curativo.
A pesar de los buenos resultados, los investigadores advierten que entre los participantes que sólo recibieron un placebo también se detectaron mejorías, aunque menores, que podrían deberse a "una mayor adherencia a la medicación o al cambio de estilo de vida". Por tanto, otros factores podrían haber entrado en juego.
Sombras en esta terapia
Aunque hay muchos ensayos clínicos que se están realizando sobre terapia con células madre adultas, algunos científicos reconocen que todavía falta mucho por conocer sobre esta técnica. En el reciente VI Simposio Internacional de Terapia Celular Aplicada a las Enfermedades Cardiovasculares, celebrado el pasado mes de abril en Madrid, se expusieron todos los aspectos que todavía no se conocen sobre este campo, necesarios antes de pensar en su aplicación en pacientes.
Valentín Fuster, director del Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, señalaba que, aunque en los últimos años se había avanzado mucho en técnicas de imagen que permitían valorar parte de la recuperación tras aplicar esta terapia, todavía no se puede valorar, por ejemplo, cuánto tiempo permanecen las células madre en la zona inyectada. Además, este cardiólogo explica que "hay que tener cuidado porque se puede modificar la genética celular. Reconozco que es un campo excitante pero hace falta comprender la embriogénesis y el desarrollo celular para permitirnos saber mucho más y que tenga sentido lo que hacemos con individuos adultos [...] Durante estos años, hemos aprendido muchas cosas, sobre todo que hay que ser extremadamente humildes porque nos adentramos en un campo complejo".
Por su parte, Mark Penn, director de la Unidad Cardiaca de Cuidados Intensivos en la Clínica Cleveland (EEUU) e investigador en este tipo de terapias, destacaba el papel antiinflamatorio de estas células y cómo podrían tener un papel positivo si se administraban lo antes posible en aquellos pacientes que hubieran sufrido un infarto de miocardio. No obstante, reconocía que para aplicar este tipo de terapia en la clínica, primero "hay que definir los mecanismos de acción" ya que todavía no se conocen bien.
Kai C. Wollert, del Departamento de Cardiología y Angiología de la Universidad de Hannover (Alemania), aunque se definió como un gran creyente de estos tratamientos, sugería que "hay que seleccionar mejor a los pacientes que van a recibir esta terapia".
Entre las muchas cosas que todavía no se conocen de este tipo de tratamiento se encuentran el lugar óptimo para la inyección de las células madre (se ha observado que si se aplican de forma intracoronaria pueden dar lugar a bloqueos), el tiempo que permanecen en la zona tratada, si se puede utilizar un contraste para visualizarlas o, por el contrario, esta sustancia podría alterar los resultados, tampoco se conoce si lo mejor es aplicar inyecciones repetidas o una única dosis. "Hay como 20 cosas por comprender antes de pensar en tratamientos repetidos", señalaba Wollert.
Por este motivo, John Martin, científico del Centro de Biología y Medicina Cardiovascular de la Universidad de Londres, insistía en que "falta un debate intelectual. Creo que todavía no hemos comprendido la función [de estas células], todavía seguimos trabajando en el terreno anatómico. Quizás necesitamos la biología de sistemas para comprender la tearapia celular. Estamos todavía en una fase muy rudimentaria porque no se está trabajando en equipo con un consenso intelectual. Tenemos que establecer grupos interdisciplinares, porque todavía necesitamos saber más sobre fisiología y trabajar con químicos. La biología de las células progenitoras es demasiado compleja, por eso necesitaríamos que diferentes grupos europeos trabajaran dentro de un consenso, algo que lleva tiempo y altruismo entre nosotros [...] Ahora mismo lo que sabemos es que tenemos una 'sopa' de muchas células de la médula ósea y que esto lo administramos en el miocardio, y no sé qué hace sobre los receptores".