dimarts, 25 de setembre del 2007

La OMS alerta de la necesidad de que los fármacos para niños sean seguros

Los niños no deben ser tratados como si fueran adultos pequeños. Hacerlo así está generando un gran número de efectos adversos de los fármacos en los menores de edad, pero las dificultades para obtener datos acerca de la seguridad y eficacia de los medicamentos en esta población obliga a veces a correr ciertos riesgos.
La probabilidad de que un fármaco prescrito provoque una reacción adversa en un menor es tres veces mayor que en los adultos. Las proporciones y composición del cuerpo de los niños y el modo en que funciona hacen que los medicamentos tengan una farmacocinética (su paso a través del organismo desde que se ingiere hasta que se expulsa) y farmacodinamia (efecto y mecanismo de acción) diferentes.
"Tenemos que aprender más acerca de cómo el cuerpo de los niños reacciona ante las medicinas para que podamos mejorar la salud global de los menores. Por eso es extremadamente importante monitorizar los efectos secundarios en poblaciones infantiles. Esto salvará vidas y reforzará la base de conocimiento para el futuro", señala Howard Zucker, asistente del director general de Salud Tecnológica y Farmacéutica de la OMS en un comunicado.
El informe presentado por este organismo analiza la situación de inseguridad farmacológica a la que se enfrentan los niños. Los principales problemas son el uso sin licencia de muchos productos, los remedios tradicionales –cuyos efectos no se conocen con exactitud y que, además, pueden interactuar con otras sustancias-, la existencia de fármacos falsos y la falta de pruebas de los efectos a largo plazo.
El tema se complica si se tienen en cuenta las dificultades que hay para probar fármacos en niños. Además de las cuestiones éticas, obtener una muestra lo suficientemente grande como para que las conclusiones sean válidas es complicado, las muestras necesarias (sangre) son pequeñas, hacen falta protocolos especiales, etc.
Todo esto hace que el uso sin licencia esté extendido. Cuando un fármaco recibe el visto bueno para usarse en adultos, es susceptible de emplearse en niños, aunque no tenga una autorización expresa para ello. Muchas veces sale mal, pero en una balanza puede pesar más que la opción de privar al menor de su única posibilidad de curación. + info El Mundo