dimarts, 21 de setembre del 2010

Médicos más humanos


A menudo los pacientes se quejan por el trato impersonal recibido por sus médicos. Estos, por su parte, apelan a la falta de tiempo o de costumbre. Consciente de esta situación, un estudio subraya la importancia de que en las consultas se tenga en cuenta tanto los síntomas físicos y evidentes como los aspectos más emocionales y privados.

Los autores de este trabajo, que publica Journal of the American Medical Association (JAMA), un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de Chicago (Universidad de Illinois, EEUU) proponen realizar unos talleres previos en los que enseñar a los médicos a ser 'más humanos'.


Un estudio anterior ya había demostrado que los doctores no son especialmente habilidosos a la hora de recoger pistas sobre los detalles de las vidas personales de sus pacientes, algo que podía afectar al tratamiento. La investigación actual demuestra que hay que corregir este aspecto y plantea una solución.

"El nivel de formación de estudiantes de medicina en este terreno es pobre y excaso. Los profesionales deben atender a la propia experiencia del paciente: qué piensa que tiene, cómo se encuentra, qué le preocupa, cómo le afecta este problema a sus expectativas... Lo que ayuda tanto al doctor como a al enfermo a controlar posibles patologías crónicas", cuenta el médico de familia Josep María Bosch y coordinador del Grupo de Comunicación de semFYC.

Durante dos años se estudió a una serie de alumnos de cuarto año de medicina a los que se dividió en dos grupos. El primero asistió a talleres de formación de corta duración donde, entre otras actividades, se les enseñó a atender aspectos más íntimos del paciente como sus creencias culturales y espirituales, su relación con los médicos y su capacidad económica. Por contra, el segundo grupo no recibió este tipo de clases.

A continuación, los participantes tuvieron que resolver cuatro casos hipotéticos. Uno de ellos era un paciente asmático que había empeorado. Según Alan Schwartz, profesor de Educación Médica y Pediatría de la Facultad de Medicina de la UIC y autor del estudio, "este tipo de enfermos son susceptibles de sufrir alteraciones en su tratamiento tras contar aspectos de su vida privada. Es el caso, por ejemplo, de una persona que haya perdido su empleo y que al no poder pagar su medicación no la esté usando correctamente".

Según la investigación, los especialistas deberían preguntar si existe algún problema económico que impida financiar la medicación, y tal vez recetar otra de menor coste. El doctor español asegura que los profesionales médicos actúan, en su gran mayoría, a imagen y semejanza de su mentor. "A veces se habla más de enfermedades que de enfermos y también influye el ámbito en el que desarrollan su actividad ya que, por ejemplo, profesionales que trabajan en un hospital tienen una visión más transversal de los pacientes", añade a ELMUNDO.es.

Salud a contrarreloj
La agenda de un médico de familia en la comunidad de Madrid otorga una media de cinco minutos a cada paciente. Más o menos es lo que se espera a que llegue el metro o lo que se tarda en calentar la comida en el microondas. En vista de los resultados del citado trabajo, este tiempo parece algo insuficiente si al diagnóstico de la enfermedad hay que sumarle un trato más personalizado.

Según Boch, el tiempo mínimo medio necesario que precisa un médico es de 10 minutos. "Está claro que debe existir una franja pero hay que tener en cuenta que un profesional con mayores habilidades comunicativas podría gestionarlo mejor", asegura.

A pesar de todo, la conclusión de los americanos es determinante, un médico no sólo debe preguntar por los síntomas, o tratar de dar una buena o mala noticia con el mayor de los tactos, ante todo debe ser persona.